lunes, 15 de diciembre de 2008

Policías y ladrones

A principios de mes siempre vamos a la bodega a una rutina que tiene su ritual: sacar los mandados. En cierta ocasión nuestros amigos conocieron los pormenores de la libreta, los artículos y la frecuencia de la distribución pero ahora aquella película ya la vimos y nos faltaba esta otra: vinieron los ladrones y se robaron lo que había.

Ha sido un robo ingenuo y selectivo... lo primero porque todos los carnets de identidad tienen las huellas dactilares y es muy fácil hoy encontrar a los ladrones en cualquier municipio del país, y lo segundo porque dejaron las cosas voluminosas (sacos de arroz, granos, azúcares...) y se embolsaron dos artículos de primerísima necesidad: la leche y el café. O los cacos pensaron estar un año tomando café con leche para planificar los nuevos robos o vendieron la leche y distribuyeron concienzudamente el café. El néctar negro de los dioses blancos hace menos falta que el néctar blanco de los viejos con dietas porque no todo el mundo aquí toma café como el cantaíto famoso de Mamá Inés ( "Todos los negros tomamos café...) pero sí todos queremos tomar leche tengamos o no úlceras de estómago, neuropatías, desbalance protéico, vejez prematura y otras patologías que son las que de acuerdo con el certificado correspondiente del médico de la casita necesitan una dieta adecuada de ese polvo mágico.

El asunto se las trae porque ya estamos a mitad de Diciembre y nos falta el café (la leche ya la entregaron hoy y aquí en la casa para un enfermo eso es indispensable...) por lo que estamos acudiendo a la solidaridad familiar y a la ayuda humanitaria con FE que tenemos para empatarnos con ese producto increíble que hacía saltar a las cabras que comían ese vegetal y que luego más tarde se convirtió en la droga más rica e inofensiva del mundo, ese regalo de Dios que se nos muestra siempre Caliente, Amargo, Fuerte y Escaso.

Según rumores (por robos en otras bodegas...) las cuotas de café las entregan cinco meses después de haberse comprobado fehacientemente que los ladrones vinieron y robaron porque, mientras se desconfíe del bodeguero y hasta que el tipo no confiese dónde lo metió, no se hacen los trámites para que se restituya el producto. El administrador (un tipo con talante de buena gente, solícito, trabajador y con cara de extraterrestre honesto) está tras las rejas nada menos que allá por la calle 100 y Aldabó, un lugar que se conoce por sus eficientes investigadores que tienen el mérito de haber arrancado una confesión válida a un hueso fémur humano encontrado en unas escavaciones que se llevaron a cabo en la mismísima Habana Vieja. Según se ha dicho, el propio fémur habló y con sus declaraciones se han llenado no pocas hojas de un legajo de confesiones que en nada tienen que envidiar a las que ciertos feligreses realizan a sacerdotes especializados. Toda una historia buena para un culebrón brazilero de televisión que ya sabremos más temprano que tarde. Por ahora al nuevo administrador habrá que enseñarle el lenguaje correcto de este capítulo: Escambray o Camarioca ("Hay pero no te toca, te toca pero no hay")...

Por otra parte, el proceso legal va a tardar mucho en esta ocasión porque aquí en la capital de todos los cubanos la gente no quiere ser policía. Se han tenido que importar desde las provincias del interior del país principalmente de aquellas regiones que se encuentran en las antiguas provincias orientales y, con la llegada de estos uniformados a una ciudad que no conocen, asombrados como todos los guajiros de ver edificios altos, calles con mucho tránsito y buenas casas construidas para confort de gente que ya hace mucho rato que emigró al exterior, no investigan nada sino que se pasan el día como peces fuera del agua. Aquí en esta ciudad se habla un lenguaje diferente a la de los pueblos de campo y sacar la confesión a un administrador habanero que habla tan rápido como piensa va a costar mucho trabajo.

En un pueblito cualquiera es fácil dar con los ladrones de café porque enseguida lo venden o lo esconden o se lo toman y el olor no perdona, cualquier policía puede encontrar la mina con solo oler el ambiente en la única calle. Pero aquí ni con los perros pastores alemanes por la paz se sabe dónde, quién, cómo y cuándo se llevaron las cosas. Nuestros queridos policías de aldea a la legua se sabe que lo son por la forma en que caminan, hablan, manotean y se mueven. Parecen los pobres más bien unos vendedores ambulantes de boniatos o vegetales, sembradores de arroz en cualquier bajío, cantadores de punto guajiro o bailadores de son de las lomas que investigadores de Sureté, Scotland Yard o carabineros chilenos estén con el uniforme puesto o caminen vestidos de civil. Y como los bodegueros y carniceros no quieren pasar el fin de año sin beber alcohol con sus amigos, es más probable que digan con pelos y señales dónde metieron los sobres con el café. A la larga son fémures ambulantes que tienen cierta vergüenza escondida y eso en este país es un gran mérito.

Yo digo todo esto porque no es la primera vez que ocurren ciertos hechos de faltantes y/o sobrantes en nuestra bodega de la esquina, que sigue con sus cristales apropiados para que entren por el hueco los nuevos filibusteros y/o piratas, cuyos actos y fechorías ponen a prueba la otra cara de la moneda: los vecinos que reciben los productos en las bodegas no robadas nos invitan a que les acompañemos en la degustación del café vespertino sin ánimo de lucro o los parientes se nos aparecen con algunos sobres del polvo negro para que, de paso, les hagamos una colada. A bodega robada café gratuito, eso sí que vale. Porque la gente sabe que mañana pueden robar en la bodega de su esquina y entonces nos tocaría a nosotros ir con el sobrecito a hacerles la visita. La dichosa casualidad no hay que despreciarla tampoco porque cabe también la posibilidad de que allí estemos tomando café y/o con o sin leche en un lugar de donde provienen los mismísimos ladrones o sus parientes policías atónitos, ingenuos y selectivos, y eso puede complicar las cosas.

6 comentarios:

david santos dijo...

Quería desearte una feliz navidad y que siendo amigos en el 2009!

Abrazos Y no bajes los brazos nunca.

Rosa dijo...

Me he reído mucho con este delicioso relato, que me hace añorar el "chichafé". Situaciones como esa se viven por allá todos los días, ladrón que roba a ladrón, ya se sabe... Un abrazo,

Rosa

Anónimo dijo...

La historia de los faltantes en las bodegas es "historia antigua". Usted tiene un arte especial de narrar las "venturas y desventuras" de nuestros compatriotas, incluyéndolo a usted.
Mis mejores deseos para el 2009.

Neysa G dijo...

Si que esta bueno esto. recuerdo a una amiga que una madrugada estaba estudiando para un examen de la universidad y cerca de las 2:00 am escucho un ruido sospechoso, (el balcon del apartamento estaba frente a la bodega) cuando se asomo vio que se estaban robando los mandados. Ahi le entro la indesicion de impedir el robo y los ladrones la vieran o quedarse callada y pasar mas hambre ese mes. Finalmente decidio gritar por la ventana del cuarto. Dice que el vecindario entero se desperto, los ladrones corrieron con pocas cosas, salvo los mandados y quedo de incognita.

Diliviru dijo...

Feliz 2009 y de paso felicidades por su cumpleanos. Que DIos lo guarde y lo proteja siempre. Gracias por sus historias es una delicia leerlo.

~Zurama Arencibia Nuñez~ dijo...

Un prospero ano nuevo!

Recuerden vestir de negro el dia primero de Enero, recordando la muerte de la libertad de Cuba!!

Feliz cumpleanos para tu papa!