sábado, 24 de noviembre de 2007

Ese trabajo nuestro de cada día, dánoslo hoy

(Del 11 de septiembre del 2006)

Así lo hemos pedido durante mucho tiempo... Cuando nos acostumbramos al hábito y por propia decisión dejamos de hacerlo sencillamente nos sentimos mal de la piel y del espíritu. El trabajo nos va y nos viene acompañando desde que tenemos uso de razón. Se ha dicho que es el trabajo quien ha formado al hombre, pero si el que trabaja es el hombre (Homo Sapiens) entonces es una redundancia decir que el hombre ha hecho al hombre... Este asuntico hay que desmenuzarlo un poco, pienso yo.

Los eruditos han destacado que "antes de realizar la cosa el hombre la proyecta en su cerebro". Y no dejan de tener razón: diseñamos primero, nos impulsamos, tenemos una idea previa, un estado de "preconducta" social y luego hacemos las cosas. De cierta manera planificamos lo que vamos a hacer después. Digamos que ponerle cerradura a una puerta. Ya con la necesidad comienza la idea de la llave, pensamos en la cerradura, en buscar el cerrajero y luego que encontramos al tipo, con los medios y los instrumentos adecuados él nos hace la llave que nos hace falta, la instala, le pone la grasa o el aceite que lleva y nos cobra, ese dinero vil que él necesita para seguir haciendo cerraduras.

Digo todo esto de introducción porque en casa nosotros trabajamos mucho bajo la mirada escrutadora de las tres personas que nos custodian: dos perras y una jicotea. Los animales que habitan este inmueble nos levantamos con la fresca y hacemos tantas cosas que nunca nos hemos puesto a contarlas. Hoy me decidí a hacerlo para demostrarles una simple y sencilla cosa: qué bien nos sentimos cuando hacemos algo.

Los muchachos se levantan y después del aseo preparan el trabajo del día, lo sacan de la cabeza y llenan los disquettes y agendas para hacer la ruta crítica diaria. Arrancar la moto en que se mueven ya es algo útil y pensar en qué programa van a instalar, qué antivirus toca hoy, qué conexión se necesita, qué instrumento se va a poner a punto ya es un dolorcito de cabeza. Pero como no estamos en sus puestos de trabajo vemos partir los diseños cuando se nos pierden en la calle dejando el humo del tubo de escape en el ambiente que nos sirve también para fumigarnos los mosquitos que nos quedan frente al garaje.

La administradora de la casa trabaja que hay que verla... qué manera. Se levanta y ya está tendiendo las camas, la alfombra donde duermen las perras, pasa la escoba, usa el trapeador y la frazada de pisos, se mete en el baño y ordena, seca las gotas de agua en el piso, recoje la loza, hace el café, contabiliza los recursos, mide el arroz, escoge los granos, encuentra las especias, las viandas y hortalizas, la sal, el aceite, la grasa, pela las guayabas recogidas, hace la mermelada, lava la ropa interior, carga las palanganas, baña la jicotea, hierve la leche, pone la mesa, distribuye, organiza, dirige, activa, no rompe nada, friega, llama y responde las llamadas, abre los closets, las ventanas, todo en orden, como los trenes en el andén de salida.

Este humilde servidor recoge las hojas secas del jardín, bota la basura, deshierba, barre la acera, le pone agua al radiador, chequea la batería, la gasolina del carro, lo arranca, si es necesario pone a cargar el acumulador, organiza el garaje, limpia los cristales, también friega, corta dos manos de plátanos de fruta, desflora las rosas secas, cambia las macetas, chapea, rastrilla, rellena, siembra, escribe crónicas, pasa mensajes, trae el pan y lo que llegue a la bodega o la carnicería, hace el mercado en el agro y en la shopcc, también lavamos, pintamos las paredes, reparamos ventanas, lijamos, destupimos cañerías, chapisteamos, contestamos cartas, llevamos gente en el carro, pagamos luz y otros servicios, leemos la prensa (un trabajo intelectual que nos sirve para estar informados), organizamos el buró, los closets, limpiamos los cuartos, tendemos, exprimimos, enjuagamos, cambiamos una pila por otra, hacemos la mecánica del carro, pasamos el betún por los zapatos, tendemos ropa, limpiamos tanques, arreglamos luces...

Tantas cosas que hacemos de lunes a lunes...! Gracias a Dios que es domingo porque en el día del Señor no se trabaja!, entrecomillas. Como hemos hecho cosas estos domingos en que se casa la gata con Juan Pirindingo. Hacemos las visitas, conversamos, nos enteramos, con la preocupación por regresar a casa para que no se nos queden las tres personas sin comer ni tomar agua. Trabajo pretérito y actual, trabajo simple y complejo, privado y social, trabajo de mentiritas y de verdad, sin majaseo laboral, sin girovagancia, trabajo sin remuneración alguna, libre de impuestos, liberado, hecho por propia voluntad, un trabajo casero que nos enorgullece, que hacemos de tal manera feliz que cuando lo hacemos ni cuenta nos damos que lo hemos hecho: cambiar por ejemplo el agua sucia donde nada el quelonio que tenemos, nuestra querida y poderosa jicotea Lulú que nos quita las desgracias de encima y nos trae salud. !Salud Lulú: nosotros te bendecimos cambiando tu agua por agua limpia diaria, sin perfume ni cascaritas, sin restos de picadillo de soya, para que tu nades en ella como si fueras oso comiendo miel!.

O el trabajo de dejar abierta la pilita del jardín cierta cantidad de minutos al día para que tomen agua los sinsontes que nos rodean, los pares de palomas torcazas, los zunzunes, el montón de gorriones y un zorzal de patas rojas que no hace otra cosa que limpiar de insectos los vericuetos debajo del césped. Regar las plantas, un trabajo placentero. Arreglar la cerca de alambre: un trabajo bien útil. Atender los plátanos del fondo: un trabajo especializado. Somos los multioficio, aquellos animales que han aprendido a no decir que no, que cuando hay algo que hacer lo hacen sin que nos diga alguien lo que debemos.

Pero de todos los trabajos que tenemos los que más adoramos son aquellos que no dejan rastro alguno, los que no muestran resultados, sino esfuerzos. Es el trabajo de leer para saber por qué otros que han trabajado tanto se han destacado. Es el trabajo de custodiar que no nos roben la claridad de la mañana, que no nos vaya a faltar el sol, que no se nos olvide aquella canción que aprendimos a tararear. Un trabajo lindísimo el de aprender a caminar, a reir, a mirar, el trabajo de hablar, de respirar (un trabajo riquísimo para que trabaje el pulmón pulmonar). Tenemos el trabajo de recordar, de pensar, de amar, el trabajo de besar, dar la mano, ayudar, el trabajo de trabajar que es un trabajo espectacular. El ocio no es una palabra que se pueda usar. Es una palabra inexistente. Un buen trabajo, honesto, el de abrazar.

El trabajo que más queremos es el que no nos han dado todavía, el que más amamos es el que mejor recordamos, el que más nos molesta es el ninguno, el trabajo que más esperamos es el que ya tuvimos, el que más admiramos es el más sencillo, el que más detestamos es el del reposo, el que más realizamos es el de todos los días. Un trabajo como pelar la cabeza del ajo, un trabajo a destajo, un trabajo desenredar un gajo, un trabajo carajo... Un trabajo...

El paro es la antítesis del obrero... la más horrible sanción de una persona es que le quiten la labor. El hombre tiene siempre que tener algún instrumento de trabajo en las manos de la misma manera que aspira a mecer un niño en los brazos o amar a una mujer. Cuando uno no tiene nada que hacer se aburre, le entra el gorrión y pasa de la jubilación al desuso. El hombre y la mujer son animales laborales según Cicerón, zoom politicom según dijo Aristóteles, seres sociales según el viejo Marx, stajanovistas, héroes del trabajo, laboriosos colegas, compañeros de trabajo, camaradas de yuntas, profesionales de la cosa. Sin descanso ni un día, sin vacaciones para el alma, siempre estamos pendientes de hacer algo. "Nada fatiga tanto como el reposo" decía Martí.

Incluso en vacaciones entre comillas, buscamos algo que hacer, levantar un campamento, freir un pescado, pescar, empinar un papalote, tocar una guitarra. Estamos deaquípallá y deallápacá, como las hormigas con cierta intensidad, buscando aumentar la productividad de lo que hacemos, utilizando el tiempo de trabajo necesario y el adicional, extendiendo la jornada...Y por las noches, cuando cerramos los ojos trabajamos pensando lo que vamos a hacer. El sueño diario: anoche soñé que estaba "echando un bote a la mar". Nos hemos hecho nosotros mismos con ese prurito exclusivo de la especie: somos aquellos que fabricamos nuestros propios instrumentos y los que perfeccionamos nuestra propia labor. Como en la mujer del cuento que se iba a morir cuando no tuviera nada que hacer.

Debíamos quitar del vocabulario al uso la palabra vacaciones y sustituirla por lavacacantacanciones. Eso del reposo absoluto que le mandan a los enfermos con nosotros no cuadra. Nadie pone a gusto una de sus nalgas para que le inyecten el virus de los vagabundos. Sentimos un placer raro cuando hacemos algo, cuando nos da la taranta de inventar. Es una lástima que tengamos a veces que trabajar para otros, pero estoy hablando de la labor sin enajenación, del trabajo liberado de alguna manera, en bien de nosotros mismos, sin condiciones de explotación. Ese que hacemos porque lo necesitamos, desde pintar un cuadro, tocar un piano, leer un libro, bañar a un niño, dormir a un perro. Habría que sustituir palabras, empezar a pensar en qué seríamos si no hiciéramos nada. Hoy, buscando las definiciones básicas me pareció que lo que hacemos es mucho más importante que lo que a veces pensamos. Parece que todos los misterios que desvían al hombre de la verdad, encuentran alguna solución en la actividad humana práctica, en la factura de cosas. El hombre las modela pero al final las hace... y se libera así aunque no se dé cuenta.

Ahora tenemos nuestra ya preparada chivichana...! Arre mulito, a buscar los mandados de la bodega!. "Mire señora, tengo el trabajo de decirle que está hoy Ud. más hermosa que ayer y menos que mañana"... Una buena ocasión para conjugar el verbo trabajar... "Dormido en el estero estaba un sicomoro, le dió un rayo de luz y del madero muerto, sale volando un ave de oro". Y seguiremos trabajando aunque de todo lo que hagamos nazca solamente una flor blanca de mariposa...

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