miércoles, 28 de mayo de 2008

Lulú

Parece que el sonido de las patas en el agua o la pequeñez de su cuerpo ovalado fueron los dos factores a tener en cuenta para ponerle nombre al quelonio. Nadie pensó en el "comic" femenino de trenzas negras y cara larga que más que maldades lo que gustaba hacer era dar consejos. Fue el animal predilecto de la casa por una sencilla razón: ni hablaba, comía poco y se pasaba todo el tiempo en la piscina artificial del lavadero.

Con el tiempo le fuimos inventando una historia para que no nos la desatendieran: Lulú tenía un poder santero encima para en la misma medida que se le prodigaba amor de esa misma forma nos iba a resultar la suerte y la salud. Algo que nadie antes lo había pensado y que ni siquiera se toma en cuenta a la hora de criar una jicotea casera.

A estas alturas no sabemos todavía si es macho o hembra pero como se han despertado algunas verdades ocultas y se ha ido desterrando poco a poco el tabú del sexo (miren si no las orientaciones por la tele, los trabajos de la prensa escrita, los desnudos de telenovelas cubanas y la manía de poner abiertamente la homosexualidad a análisis y debate) si fuera varón y se llamara Lulú no habría ningún problema al respecto. Y si fuera hembra y le llamáramos Toby tampoco.

A la larga es lo que pasa en Santa Catalina desde una punta a la otra: una gran avenida nocturna para el paseo de los travestis, lesbianas y farándula similar. La ciudad se está comportando a la usanza del siglo moderno: se crían jicoteas para combatir el desamor y se permiten caravanas de lesbianas como si fueran a una feria de Berlín llamada Love Parade. Solo nos falta para ser más exactos que las paseantes se vistan como nuestra querida y nunca bien ponderada Lulú: sin taparrabos. Ya hay algunos ejemplos en la playita de Santa María, la llamada "El Cayito", lugar de reunión de aquellos ejemplares que se pasean indistintamente en monobikinis sean de un sexo u otro.

De todas formas vamos al tema... Lulú está desnuda dentro de su batea marcada por la figura de un tablero de ajedrez genético que nadie sabe de dónde lo sacó. Según Esopo fue una titánica lucha metafórica entre ese tipo de tortuga y un águila. La primera queriendo volar sin poder hacerlo y la segunda dejándose convencer por las cosas imposibles. Tengan en cuenta que hay gente parecida también no solo por Santa Catalina... claro. El águila en cuestión le argumentaba a la jicotea que no podía volar por ausencia de alas y el animal cuadrúpedo que sí, que solo le hacía falta que la suspendieran bien alto y la dejaran allá arriba sola... Y tanto dio que un día se la llevaron a volar, la soltaron encima de una nube y claro, la jico fue a dar contra el suelo y es ahí que se le rompió el carapacho... Pero esas son fábulas inmensas y geniales del sabio Esopo, no la realidad verdadera.

La verdad es que en el bosque cubano los animales no tenían en qué pasar el tiempo libre y al caballo (hay que decir que este animal es uno de los más inteligentes, sabios, relinchosos y empecinados de la tierra) se le ocurrió inventar el ajedrez. Lo dijo con toda la propiedad lúdica del mundo: "Yo, el caballo árabe cubano, propongo inventar el ajedrez porque podría pasar como L de un lugar a otro del tablero, comer y regresar, saltar por encima de la varilla y retornar, dar jaque al revés y ofrecerme sacrificado para que gane la dama y se defienda el rey".

Y todos los animales allí oyendo al caballo discurso tras discurso, horas y horas, volviendo a lo mismo, revoloteando como colibrí, rugiendo como león, pastando y cabalgando, un caballo enorme, fuerte, de dientes firmes y mirada penetrante, queriendo inventar el ajedrez, hablando sin parar explicando una catilinaria de razones, argumentando que los alfiles podrían correr y deslizarse diagonalmente, el rey ir pausadamente cuadro a cuadro, las torres gemelas quedarse allí para que no las derribaran, los peones avanzar, pasar de un lado a otro hasta llegar y coronarse como dama, como torre, llegué y dame una torre, incluso dijo un día que hasta pudiéramos exportar los animales como caballos al fin elevando la producción y la productividad, intercambiar piezas por petróleo, reinas por arroz, torres por chícharos, pero nunca inclinar el rey, nunca dejarse vencer, el rey no se exporta, ni se vende ni se cambia... eso dijo el caballo hablando aquella noche hasta el amanecer y fue la codorniz quien preguntó: "Permiso, compañero caballo, ¿y en qué tablero vamos nosotros a jugar ese ajedrez?".

Y el caballo dijo levantando las dos patas delanteras en un relincho de triunfo genético: "Pues tenemos, vamos a ver, la jicotea que nos puede servir no solo para entregar cargando con su lomo las cuotas de arroz, frijoles y azúcar de la libreta sino también en sus ratos de ocio como tablero". Y acto seguido con una lima de afilar machetes se afiló uno de sus dientes el caballo y con finura le trazó el tablero en el lomo a la jicotea. Y miren ustedes lo que pasó: desde ese día los animales tuvieron un tablero de ajedrez para pasar el tiempo libre... Sí señor.

Así está Lulú nadando con su tablero de ajedrez a cuestas día tras día, mientras corren los perros, vuelan los zunzunes, cagan las tojosas, revolotean los gorriones del patio, sin protestar siquiera, queriendo volar sin poder pero con un privilegio que pocos animales tienen: un tablero para jugadas sabias exponente de inteligencias escondidas, una soberana modestia propia de aquellos que hablan poco o nada y hacen mucho y una deuda que un día tendrá que cobrar al caballo por el regalo que le ha hecho: si se le acerca mucho, morderle la nariz.

Es lo menos a que puede aspirar ese descendiente griego kheloné que lleva dentro porque, si de agradecimiento se trata, al menos hasta ahora estamos esperando que Lulú se esté tranquila cuando la sacamos a pasear por el jardín... que se sonría cuando le dejamos de merienda trozos del calamar que llega a la carnicería y que no forme tanto alboroto por las noches pidiendo que le alumbremos el lavadero... Una jicotea paciente, que sabe esperar, que crece poco, de rabo trasero pequeño, que huele a limpio y sobre todo que le gusta que la rasquen. Eso es muy importante porque la estamos entrenando para cuando vengan los nietos y la carguen le den de comer algo que le apetezca y le limpien de moho el tablero. Y si se embullan que la saquen para el portal, le pongan un arreo de perros salchichas y la dejen correr un poco, ¡volar no puede pero correr vaya Ud. a saber!... ¡Como corren las jicoteas, mi madre!

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martes, 27 de mayo de 2008

Liatus Bartulo Syven

Tal vez ustedes piensen que voy a escribir una crónica sobre un poeta griego o un militar turco o un chipriota hijo de madre turca y padre griego o un astrónomo iraní o un libanés habitante de una isla canaria.

Nada de eso, por el nombre y los apellidos no se puede identificar al personaje porque incluso ni se trata de una persona. Es un escueto telegrama que Merecí Guirola Santoya recibió de un pariente en Centro Habana que lo invitaba a dejar el hambre y la persecución para que viniera a hacerle compañía allá por los años 30 del siglo pasado, una orden escrita de venir sin nada para La Habana a hacer cualquier cosa y a vivir donde fuera y que casi 80 años más tarde seguía colgada detrás de la pared del cuarto en que la muerte lo sorprendió aquel día.

Antes de pensar en el arte, la religión o la filosofía (dicen que dijo Marx) el hombre tiene que comer, vestir y tener un techo y, para eso, trabajar... Ese quid del asunto es lo más difícil de hacer ayer y hoy en día. De labor aprendida la esencia del hombre social (el trabajo) es labor rara y compleja no solo para conseguir sino también para mantener. Cuando uno menos se lo piensa lo dejan cesante o pendiente, viene algún jefe y le dice: "Se fue el proyecto nadando en la ola del río y nos quedamos fuera"... O simplemente aparece la cara del tipo que trabaja en recursos humanos y con una movida del dedo índice debajo de la barbilla alrededor del cuello nos dice aquella mueca del desempleo: "Cabeza cortada".

Y sin trabajo no hay salario, ese precio del valor de la fuerza de trabajo que es igual a tener una moneda en el bolsillo o en el banco o en la casa para con el papelito o el metal ir a comprar, digamos, gel de baño al timbiriche más cercano. Y si sirve el dinero para volver a trabajar (el hombre o la mujer que trabaja necesita reponer su fuerza de trabajo gastada), también se necesita para educar a los muchachos, pagar la renta, el teléfono y la luz y luego después con lo que sobre pensar en comprar uno de esos destartalados coches de motor que sirven para montar a toda la familia y pasear en tiempos de huelgas o motines.

Pero lo más importante es comer, desayunar, almorzar, merendar, degustar, tragar, mascar, convertir una materia prima dada en ese amasijo triturado que siempre debe bajar por el esófago hasta los intestinos y salir por donde el jején puso el huevo para convertirse en el cake de la boda, nadando en el agua albañal, detritus de ríos, de mares encrespados, pestilencia de cloacas o simplemente abono de flores o sólidos no deseados como se dice ahora.

Comer para vivir y no al contrario, para que aquel lugar oscuro, peludo y pestilente tenga también función que hacer, puchero que ejercitar y podamos decir después de esa elemental función corpórea y mental con gran satisfacción y desenfado: "Qué bien me siento ahora que he dado de cuerpo". Algo inusual en nuestros días, que la joven generación ni siquiera se imagina, "dar de cuerpo" es como gritar "¡Vae Victis!" en la esquina de 23 y M frente al torrente humano que sube y baja por La Rampa, algo que nadie sabe qué significa.

Pero de comer tampoco quiero hablar hoy ni de vestir, esos trapos que nos ponemos por encima cada vez más abultados cuando lo mejor sería en estas latitudes tórridas del sur que no lleváramos ropas encima, sino tan solo algún reloj, una cadena colgada en alguna parte del cuerpo y unas sandalias para soportar el asfalto de las calles y la arena caliente de la playa... Cero zapatos, medias, calzoncillos, camisetas, pantalones, camisas, gorras y espejuelos, cero medias, blúmers, sayas, ropa interior, blusas, sombreros, aretes y carteras... cero todo, solo piel con el sembrado de pelos en el cuerpo para desafiar la brisa del atardecer, la ventisca del mediodía o el ciclón de la mañana, como Dios nos trajo al mundo y nuestra madre nos parió para ahorro de la caja del dinero y victoria sobre los vendedores de ropas y ajuares.

De lo que quiero hablar es de la vivienda, ese increíble tabú que aún existe, ese empecinamiento en no querer reconocer que aquí mismo, al doblar de la esquina, existen los solares, las casas de familias pobres, los hogares de míseros, los lares de reconcentrados, de aquellos mismos que vinieron huyendo del hambre y que no tuvieron oportunidad de mejorar y siguen ahí entre las cuatro paredes increíblemente ventiladas de las caseronas antiguas, una casa donde vive Dios y no es una iglesia ni un ayuntamiento público sino una especie de casa de locos, de manicomio, de vecindad dividida en aposentos distintos y donde viven numerosas familias, una casa parecida a la mortuoria esa que te cae encima cuando se rompe el entramado de las paredes y del techo luego del aguacero portentoso de los ciclones, siempre después de haber salido el sol a calentar y rajar la cabilla y el encofrado, donde viven los que no tienen residencia mejor, allí donde nace el amor o la reyerta, la misma casa donde se vende y se compra sin portal, el tugurio que todavía existe, en la que la gente de bajos ingresos marginal, pernocta, se esconde, se hacina, llora y se ríe, come y ronca, baila y se muere, el hueco donde una ilusión se convierte en un infierno incontrolable, una pocilga sin jardín, cercas perimétricas o garaje, esa misma cuartería idéntica al "llega y pon", a la barriada de las yaguas, la guindajera de cartones y cucarachas, ratones y mosquitos, la del pregón ensordecedor, la que huele a alcohol y a perfume barato.

Estamos rodeados de barrios enteros que necesitan ser transformados en otra cosa de lo que son, donde nace y vive la gente, esa que nos saluda y nos recuerda: "Tú que viniste igual que yo, ¿cómo te hiciste de tu gabinete?"... o te pregunta: "¿Por qué no me tocó la suerte como a tí?". Y no tienes respuesta o solo aquella: "Esa suerte es loca y a cualquiera le toca"... O no decirle nada y seguir de largo...

Allí en la pared del cuarto oscuro y fresco está colgado el telegrama en el cuadro con cristales, unas letras que parecen un nombre y unos apellidos y que originalmente decían otra cosa: "Lía tus bártulos y ven". Y en vez de eso pusieron aquel extraño nombre y apellidos turco, árabe, hindú.

Hiciste el catauro, metiste cuatro cosas dentro de un pedazo de tela, la anudaste como pelo largo de mujer y viniste en el tren de la noche hasta el cuarto de solar y ahí te sembraste durante 65 años ó 23725 días, entre cuatro paredes, con tus amigos inseparables: la mesa, una silla, un camastro, tus santos y todo el barullo de cosas apiladas unas encima de las otras conversando con el telegrama... Un túnel de donde no pudiste salir vivo... Así es la vida Liatus... ¡Nohaymásná!

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lunes, 26 de mayo de 2008

El caballito no nos deja ver la tele

Es lo más disciplinado que se ha visto en el mundo en que vivimos... un caballo cumplidor y eficiente al revés: siempre se rompe cuando más lo necesitamos.

Vivimos en las diagonales con el poste de madera que lleva encima un caballito a horcajadas, sin silla de montar ni paño, abrazado al pelo de la cáscara del vegetal seco sujeto a la brida de los cables eléctricos, en la enredadera de conexiones que hacen que el susodicho controle, oriente, organice, dirija y establezca el cúmulo de relaciones para la distribución de la corriente al grupo de casas del vecindario: cuatro manzanas que no se comen con una población de 1234 habitantes...

Un aparato tipo tubo cilíndrico que respira por la panza y que se le nota cansado de hacer algo después de 35 años de instalado. Si fuera pelotero deportista ya estuviera de entrenador y no de jugador en activo pero ahí está dando la batalla en extra innings, echando la baba del aceite por la sobrecarga voluminosa, diciendo basta cuando la carga es mucha y falta cuando no llega. Capacidad generadora existe pero el lío está en la distribución, en las redes que entran y salen del policía del poste, el caballito de la luz. Cuando viene la carga, muerde y cuando falta, grita. Un caballito que nadie explica su funcionamiento pero que jode a más no poder porque, si avisara, la gente se planificaba... pero relincha cuando menos la gente lo espera y lo desea.

Un estudio observativo y participacional dio como resultado que el conmutador corcovea en el horario pico y dicho horario no puede ser otro que el de la novela de turno (cubana o brasileña) o el de las películas prohibidas en altas horas de la noche o comienzos de la madrugada. El horario de más calor ambiental, televisivo y corporal en que el cuerpo y la mente se someten a las torturas del infiernito en que vivimos: no hay menores despiertos, hace calor afuera y ponen pelis especiales (terror, suspenso, sexo, violencia y lenguaje de adultos), unas muestras que elevan el colesterol negativo, suben la presión arterial, desordenan los nervios de todo el cuerpo y dejan un ambiente favorable para que la bomba musculosa que tenemos por corazón haga sus ejercicios anti-infarto limpiando de impurezas arterias y venas, llevando hasta la caja del cráneo y al cerebro, cerebelo y médula espinal el oxígeno que necesitamos para seguir vivos, optimistas y ocupados (v.o.o.).

Pero es ahí donde se dispara el caballito, tumba la corriente, se lleva la luz, nos jode la película o la novela, nos fulmila con su coz de oscuridad, nos noquea, nos deja cagados y calurosos (c.c.), para hacer su maldad prepotente de recordarnos que ahí el que manda es él, un viejo caballito obstinado, quisquilloso, cerrero, indomable, salvaje, un equino pariente del de Atila, un cuadrúpedo eléctrico que dice no, no vean nada más, busquen los fósforos o la lámpara recagable, la de Clark Gable, oigan bien: abran las puertas y ventanas que ahí viene el caballito con la bandera tarambana.

Si el muy cabrón se fuera del aire, metiera el relincho y la patada en el horario de la mañana donde están los periodistas diciendo lo único que no queremos creer. Entonces sí. Pero deja su cagajón apestoso en el horario en que la teleaudiencia es millonaria de esos que no tenemos tv por cable, antena parabólica, dvd, ni casettes interesantes sino solo esa programación exclusiva de la noche que esperamos despiertos como lechuzas dispuestas a ser mareadas, manipuladas, maniatadas ("m" al cubo) por la pupila hipnotizadora del televisor.

Y cuando nos arrellanamos en el sillón mullido, cuando nos hemos tomado el café del insomnio, cuando ya todo el mundo duerme y nos toca a la puerta el calor del verano adelantado que padecemos, cuando vemos la llamada de la comisión revisora de películas que dice: "Ver este filme daña la salud mental de los menores de edad", entonces se va el caballo, dice adiosito el animal solípedo doméstico, el corcel, potro, rocín, semental, penco, matalón, esa inoportuna pieza de ajedrez colgante, ese caballo de fuerza enemigo del hipocampo, ese jamelgo a quien incluso regalado debemos mirarle el colmillo y ya la noche o su pedazo se convierte en una pesadilla, en una gran torta redonda y pestilente de caca caballar.

Si fuera una vez podría pasar, cualquier caballo resbala con una piedra en el hipódromo, tal vez dos como pelotazos de un lanzador contra el cuarto bate de turno tiene cierta validez y puede que el umpire no decida expulsarlo del juego de pelota, pero que soportemos esa patada en la pupila durante cuatro meses en noches alternas 15 veces por mes en el horario semanal de lunes, miércoles, viernes, domingo, martes, jueves y sábado, no solo es insoportable sino también intragable, intocable, intvporcable, inabarcable, incuestionable, inmontable, insuperable y cagalitrable, apestable, anticaballable y mierditable... ya no se trata de la sobrevivencia alimenticia o de ingestión de líquidos, se trata del encabronamiento cultural que uno coge cuando le quitan la visión de ese aparato que es la televisión...

Si la emisión fuera por radio tendríamos preparado el de pilas, si fuera un libro interesante hasta con velas nos íbamos a alumbrar pero se trata de una visión binocular grabada en la pantalla chica que tuvo su comentario inicial atractivo y enervante y cuando nos ponen el letrerito inicial viene el puaff de la puja equina y se lleva la luz en plena revolución energética, con capacidad de generación suficiente para que todos sin exclusión prendan todas las luces del país como si estuviéramos de fiesta porque a un super millonario se le hubiera ocurrido regalarnos a cada uno de nosotros mil usd para que fuéramos tirando durante un año...

Una diarrea cagajónica a medianoche cuando no nos íbamos a acostar, cuando estábamos ansiosos de ver algo inusitado y novedoso en medio de una apertura sexual televisiva en la que el comentarista dice: "Verán un filme antiguo pero osado en el que el desnudo erótico entre dos mujeres que se aman teje una red de ingenua lascivia que no se puede nunca confundir con pornografía sino que es un intento de desmistificación de unas relaciones que hoy en día son normales y que debemos respetar y más que ayer comprender ya que conmemoramos el día mundial de lucha contra la homofobia..." y ahí mismo viene la patada cruel del caballito diagonal del barrio, un aparato oxidado y terco que ya no da más, que hay que cambiar urgentemente porque está en peligro la dignidad del teleasta... Coño, acaben de arreglar eso, caballeros!!!

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jueves, 22 de mayo de 2008

Un día cualquiera de un cubano...

(El viejo mío no ha tenido tiempo de escribir sino lo que me cuenta siempre de la casa, cosa que intenta por todos los medios, para que yo sepa de ellos. Recordé un proyecto que se realizó en Inglaterra el 17 de Octubre del 2006. La idea fue crear un gran archivo online que incluiría cómo es un día en la vida del país. Uno de los responsables del proyecto aseguraba que las generaciones futuras quizá analicen, asombradas, que los ingleses en el 2006 "todavía comíamos carne o conducíamos vehículos propios". Aquí les pongo ahora parte del mensaje de mi papá que recibí hoy)

El lunes estuvimos trabajando como siempre: limpiando el portal porque al fin ayer llovió por la madrugada cantidad y refrescó el ambiente (hacía un mes de sequía). Se dañó el "caballito" del poste por tercer día consecutivo y vino el camión para la reparación (se suben en una escalera larga, agarran una vara y lo conectan de nuevo) y pusieron el enchufe con un apagón que duró 20 minutos... También llevé el carro a limpiar el carburador, quedó nuevo pero lo llevo el jueves además para que me calibren las válvulas.

El martes fuimos al recorrido a ver si comprábamos algo. Se rumora un aumento de los precios pero son bolas hasta ahora. Lo del petróleo no tiene fin y dicen que también aumenta la gasolina pero hasta ahora nada... Tu mamá fue al peluquero y yo al mío, nos dejaron las orejas y estamos frescos para el verano que se adelantó parece. También lavamos algo de ropa, la comida de las perras es como almuerzo (comen de 12 a 2 pm, en ese horario) y a las 5 pm llevé a la salchicha para otra sesión con el veterinario (la segunda dosis de la vacuna contra el monocito, el parásito de la garrapata)...

Tenemos otra calabaza nacida (ahora son dos) y la primera ya pesa más de 2 libras, parece un cochinito pequeño... Ahora tengo semillas de una gigante que voy a sembrar debajo de los plátanos del fondo. Veremos si se da por allí... A la otra le estoy echando agua diaria. También arreglé el tanque que se salía... el asunto es que cuando viene el golpe de agua es con mucha presión y se lleva el meruco que le hice de un pepino relleno con espuma de goma. Ya no se sale más por ahora. En el jardín sembramos unos platanitos y tienen flores rojas, corté una y la pusimos en la jarra en la cocina, duró poco porque son flores muy delicadas parecidas a las vicarias pero gigantescas...

El carburador quedó limpio pero hay que chequear cuánto me hace el carro ahora. Tengo hasta el jueves en que voy de nuevo por allá. Si me hace de 8 a 10 kms. por litro estoy bien. Si no, veremos cómo lo arreglan... Al menos está estable y no echa humo negro por el tubo de escape. Luego te cuento más. Besitos.

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lunes, 12 de mayo de 2008

El lacito del regalo

Probablemente si estuviéramos en otro lugar del mundo este asunto que aparece en el título no tendría la más mínima complicación. Pero aquí todo es diferente, una diferencia marcada por la necesidad, la carencia de algo, la ausencia de dinero para invertir, la presencia de familias y amistades numerosas, la pérdida de costumbres especiales (como la de envolver regalos, por ejemplo) y otras razones hacen un lío tanto el intercambio de regalos como el regalo mismo, ante todo aquello del lacito del adorno.

Se ha dicho con toda razón que los planes tareco son en realidad de intercambio de regalos. Voy con mi tareco (una máquina vieja e inservible de escribir "Remington" de los años 50 del siglo pasado destartalada por el tiempo), la meto en una caja de cartón y la pongo en una de las faldas de los tanques de basura que tengo en la esquina y en unos minutos me deshago del traste. A los cinco segundos viene alguien y se lleva esa cosa para su casa y encima de eso le dice a la mujer cuando llega con el artefacto: "¡Mira lo que me encontré en el plan tareco de la esquina!".

Tengo que reconocer que al mismo tiempo que dejé la máquina de escribir inservible allí estaba un cubo de metal sucio pero entero del cual me apropié y traje para la casa diciendo al mismo tiempo: "¡Ganancia neta, dejé la maquinita y traje el cubo para la cal!". Es un entretenimiento cariñoso: uno lleva lo que le sobra y trae a casa lo que le falta... y siempre lo hace pensando que ha hecho una obra de caridad tal como lo hizo el que dejó su regalito en el mismo lugar del nuestro.

Pero con las fechas curiosas digamos de "San Valentín" (el ya universal 14 de Febrero), el del "Día de las Madres" (segundo domingo de Mayo), el de "Los Padres" (en Junio, pero mucha gente no se acuerda cuándo), el de los cumpleaños (a lo largo del año cualquier día menos pensado), el "Día del Maestro" (22 de Diciembre), el Internacional de la Mujer (8 de Marzo) y otros, nos ocurre algo inusitado: no sabemos qué regalar ni cómo lo vamos a envolver.

Hay que señalar (esta frase al inicio de cualquier párrafo porque me recuerda los informes para reuniones importantes igual que "Bien, Compañeros" que se utiliza siempre para iniciarlas) que es muy difícil regalar algo a alguien en un estado de carencia general, con ofertas limitadas en las tiendas shop o no shop, la presencia de merolicos clandestinos que por confeccionar cualquier cosa te piden hasta lo imposible y por las características propias del cubaneo que es difícil de complacer.

A un amigo mío le regalaron un perfume Chanel original carísimo, una francesa que vino de visita y que se lo obsequió para que se lo diera a su mujer o a su amante, a cualquier mujer que él escogiera y él lo hizo, en su caja rosada lo entregó a una dama y le dijo: "Este perfume es lo más caro del mundo, con decirte que esta cajita le costó a la francesa nada menos que 78 euros que al cambio significan 117 cuc (pesos cubanos convertibles) o lo que es lo mismo: dos mil novecientos veinte y cinco pesos cubanos". Y la dama le dijo: "¡¡¡Coño, mi vida, habérmelo dicho porque mejor lo hubiéramos cambiado por 3 pares de zapatos shop, un pitusa, una colonia barata y un almuerzo en el barrio chino!!!!. Y acto seguido agarró el perfume y le hizo fuífuí en el primer cuarto para darle buen olor a todos los santos... ¡San Chanel!

Otro factor a tener en cuenta en eso de los regalos es que siempre regalamos lo mismo: lavandas y jabones de los que se consiguen en las shop. Digamos que hoy hemos regalado por el "Día de las Madres" once jabones shop y 5 lavanditas marcas "Yonosé". Pues por la tarde los mismos 16 vienen de vuelta porque nos regalan los mismos jabones y las mismas lavandas u otras parecidas como las "Yosífuí" que son fabricadas por el mismo comerciante pero con etiquetas diferentes al mismo precio.

Ud. puede envolverlas pero eso le va a ser todavía más difícil: los papeles para regalos están virtualmente desaparecidos. Y las tarjetas originales también... Han editado algunas que se han vendido en los estanquillos de periódicos o en los correos pero desaparecieron en la primera semana y aunque son 11 veces diferentes las más bonitas se agotaron y solo quedan 3 ó 4 iguales. De esta manera si Ud. regala el perfumito con una tarjeta de rosa roja digamos para Mary, ella le envía a la vuelta lo mismo con la misma tarjeta. A veces he pensado que te devuelven el mismo regalo que has hecho en un acto de malabarismo...

En el fondo lo que estamos intercambiando no son cosas sino cariño, algo que no tiene marca ni hay que envolver, pero esa es otra crónica. El asunto real actual es que regalamos a una mamita un jabón "Lux" rosado de 0,50 cuc y nos mandan otro igual, azul, pero del mismo precio. Y la tarjeta de la rosa roja es la misma pero con tu nombre. Al menos en el plan tareco regalamos maquinita de escribir y recogemos cubo para cal. En el día del regalo más importante lo que salió por la izquierda entró por la derecha y se quedó en casa esperando otra ocasión propicia o un cumpleaños especial... En la ocasión señalada lo que salió entra más rapidamente, pero en el caso de los cumple hay que esperar un año.

Lo más complicado de este día de regalos es hacer el lacito. Como no tenemos papel para envolver (aquellos papeles bellos que nos recuerdan trajes de payasos o
papalotes del barrio chino) ponemos el jabón o la lavanda dentro de una jabita shop nueva y la amarramos de tal forma que sea con "agte" como dice Alfredo Guevara el Presidente del ICAIC... Para eso agarramos una serpentina de las que tenemos guardadas y que se usan para las pegatinas de paquetes en las tiendas shop (de esas mismas para etiquetar mercancías), algo que se bota en la basura cuando las cajas se abren y se les extraen los productos que se van a vender.

Agarramos una tijera y la cortamos bien parejito a medio centímetro de ancho o tal vez menos y lo enrollamos de tal manera que parezca un bucle de niño chiquito, atamos el buclecito a la garganta de la jaba con el regalo dentro y ya está. Allá va la jabita enbuclada para el destinatario de la familia o de la amistad. Y esa persona curiosa lo desatará con tal maestría que le sirva para cuando tenga que regalarnos lo mismo lo haga con una jaba diferente pero con la misma soguita de ahorcado que le dimos antes. Hoy por ejemplo hemos hecho los regalos con lacitos y nos parecen que no son los nuestros sino los que le han regalado a la madre que tenemos en casa.

¡Pero qué difícil es que nos quede el bucle bien hecho alrededor del cuello de la jabita! Y no podemos regalar la cosa sin el papel de la sorpresa o sin el lacito enroscado porque no tendría sentido... ¡¡Qué lío mi madre, qué lío!! Y nosotros que creemos que el "Día de las Madres" es todos los días del año... Si tuviéramos que regalar jabones no nos alcanzarían las existencias almacenadas o sí, porque los jabones que regalamos por la mañana nos los devuelven ese mismo día por la tarde... ¡¡¡Chenche por chenche!!!!

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viernes, 9 de mayo de 2008

Pandeoi...

No estamos hablando del pan de Haller, profundamente estudiado por H. Zumbado en sus "Riflexiones", ni el pan de maníAna (un pan de maní para Ana que consume solo ella por supuesto el día después de hoy). Estamos analizando como oferta especial de la libreta el "pandeoi" ese pan nuestro de cada día que nos entregan por la libreta cada día del año...

Zumbado nos alertaba sobre el pan de "Haller" anunciado en el letrero de la panadería, advirtiéndonos que la especial ortografía nos estaba anunciando el uso posterior de la internet que no está muy cumplidora en eso de la ortografía, pero el "pandeoi" no está anunciado en ningún lado y raramente se escribe por ser tan común como el arroz. Tal vez por eso lo excluimos ayer de la libreta y lo incluimos hoy en un análisis especial dada su importancia alimenticia y su popularidad.

Ante todo es justo reconocer que es un pan manipulado, gomoso, cariñosamente tocado por más de 60 dedos en el recorrido que hace desde que se amasa, se coce, se introduce en el estante de muestras, se saca para la caja con ruedas de la distribución, se lleva a la bodega para ser repartido, se embala nuevamente en la caja de ventas y llega hasta la casa de familia para ser consumido (sin tomar en cuenta la labor hacendosa del mensajero con sus diez dedos manipuladores) tal como viene, sin envolturas disparatadas.

Desde ese punto de vista el "pandeoi" es un pan transparente, público, sin segundas intenciones, listo para la observación sin necesidad de ser consultado previamente. Un panecito abierto, sagrado, sin envolver, un pan cocido al horno eléctrico, sobado con aceite o manteca, que se nos muestra como aquello que sirve para el sustento o sinónimo de tierra fértil o de bondad humana ("Ese hombre es un santo, es un pan").

Generalmente el "pandeoi" es cariredondo, virtualmente concebido para agradar con su franca sonrisa de elclientesiempretienelarazón, pero como tal es obstusamente resistente a la crítica, constante y audaz, un pan inteligente que aunque esté siempre en slump pelotero nunca lo demuestra. Es un pan caprichosamente disciplinado (puede llegar tarde pero nunca faltar), de múltiple uso (relleno con lascas de barra de guayaba o queso si lo hubiere es una delicia), hábil para ser olvidado cuando nos referimos a su anotación en el escaque correspondiente de la libreta y es como hemos dicho junto al arroz aquel plato que nunca debe faltar en la cocina o en la mesa...

Un café con leche sin pan es como el mar sin espumas. Un arroz con pollo sin arroz es como una playa sin arenas. Es el producto más constantemente recurrente de la dieta nacional: pan con timba, pan con queso, pan con azúcar, pan con mantequilla, pansolopán, pan suave o duro, pan en disco, papapán (un invento de pan a partir de la papa), mojar el pan en leche blanca, el pan de cada día, el cuerpo de Cristo, la oblea blanca que consagra el sacerdote en el sacrificio de la misa, esa migaja que damos a los patos y a los cisnes en el río al que vamos, el pansuaveelpaaán del mensajero en el ritual del domingo temprano. El que nos dan hoy porque nos hace falta, mientras nosotros perdonamos las faltas ajenas y pedimos que nos perdonen las nuestras...

Levantarse por la mañana, en ropas ligeras ir a la bodega a la hora del pan, en chancletas, con el torso semidesnudo, oloroso a jabones y a lavanda, con la jaba en la mano, la libreta del yoyo muellante, los cinco centavos en el bolsillo, hacer la cola de quiéneselùltimo, poner la vista sobre la nuca de la vecina que sonríe tranquila, para ver sacar el pan de la caja de ventas, abrir la boca de la jaba encima del mostrador y esperar que esos diez dedos nos pongan los panes dentro es de todos los placeres del mundo tal vez el más diario, reconfortante y místico. Es el ritual polivitamínico y rústico más sencillo del mundo.

La gente no sabe lo que tiene hasta que no lo pierde. Una de las emociones diarias que más se extraña es la de ir a buscar el "pandeoi", el pan que no cruje, el que no vemos en otras latitudes del mundo. Es raro, pero he tratado de buscar un pan igual en todo el mundo y no he podido. Nuestro pan parece que es autóctono, cóncavo, único, métrico, un pan clínico, orientado al cliente, semejante a un pecho de mujer sin pezón, un pan calvo, resbalante, contundente, omnipresente. En fin, el "pandeoi" de la consigna eterna: "Oi no regalo el pan, mañana sí".

Téngase en cuenta que este alimento mediático (recordemos brevemente que debemos pagar 5 centavos= un medio) ha sido siempre el más polémico y malinterpretado de todos. El queso puede oler mal, el arroz puede venir molido, los frijoles pueden traer gorgojos, el azúcar impurezas, los cigarros bomberos internos, el combustible agua, el café chícharos, pero el pan tiene siempre y nadie sabe por qué todos los defectos. Es el más vapuleado, cuestionado, acusado de algo, injustamente herido y es sin embargo aquel que más rapidamente es consumido, engullido, terminado, enjabado, escondido, maltratado y botado increíblemente a la basura... Y el maestro panadero (ese oficio madrugador y caluroso) es el obrero simple más atacado, criticado, pobremente estimulado y desconocido del mundo.

Ese pan perdido con que nombramos al vago habitual, el pan de soldado o famoso pan de munición, al pan francés que es el ruido que se hace debajo de la capa de circo antes de comenzar la función, el peinado chulesco nombrado "pan y toros", el pan comido o cosa resuelta, a pan y aguas o mal alimentado, contigo pan y cebolla como la obra de teatro de Héctor Quintero, todos ellos no son sino una migajita del pandeoi. Parece que tuviera piernas, ese varón masculino con rostro de mujer desnuda que nos persigue, se cuela en la dieta casera y nos acompaña el día entero estemos en reunión, mirando el juego desde una grada del estadio o en la mismísima funeraria esperando la carroza...

Siempre se come pero mejor caliente en la telera oblonga (apaisada), con la hoja de coco o de palma hundida a todo su largo que termina antes del pico de ambos lados y que conserva la masa humeante dentro como fruto prohibido de mujer. Reluciente de manteca ese pan nuestro de cada día que no acabamos de perfeccionar aunque siempre nos lo hemos propuesto. Probablemente el día que hagamos un pan perfecto nadie lo quiera probar. Esa es la vida, ese es el pandeoi, ese es el tiempo como dice nuestro amigo Rubiera... Mejor decir como dicen que dijo San Vicente: "Huye pan que te coge el diente".

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martes, 6 de mayo de 2008

La libreta

Nadie sabe cuánto tiempo llevamos con ella, ese pequeño libro de la vida que está casi siempre en la cocina dispuesta a ser usada, revisada y anotada, como un paciente que ingresa a un hospital de urgencias.

En algunos lugares la gente la ha forrado con un nylon calobar plástico que no solo permite ver el interior del documento sino que también lo protege del agua de lluvia y del frío, un forro de merolicos útil, flexible, a veces cortante por los bordes hecho con tal maestría que una libreta sin forro plástico es como un huevo sin sal. Otros le han puesto un cordel enroscado que muellea como yoyo y permite que la libreta no toque el suelo cuando se nos escapa de las manos como resultado de su forro resbaloso y con un hábil movimiento de manos, esas hojas presilladas vuelven a su posición inicial. Ese muelle de plástico también es útil porque sujeta la libreta al dueño que la porta e impide que se nos quede olvidada digamos encima del mostrador de la bodega o en cualquier otro lugar... Y también como tarjeta de entrar a la casa cuando se nos pierden las llaves... Nada, que el forro sirve.

La portada de cualquier libreta tiene una C y una I mayúsculas seguida de un número (digamos por ejemplo 67543659), la palabra NUCLEO (así como se escribe) y un escaque de tres pisos en uno de los cuales se anota el número (pongamos por caso el No. 235). Debajo de esta hoja de cartón suave una advertencia legal: Control de Ventas para Productos Alimenticios y una aclaración importante: Esta libreta no constituye un documento de identificación. Esto es algo que nadie cumple porque los hay que hasta para entrar a ver las películas del Festival de Cine, al finales del año, cargan con la libreta por si acaso. Otros se la llevan al Carné de Identidad pensando como es lógico que pueden estar dando allí la carne como sucedió en el cine Los Angeles con un letrero que decía: "Carne, de la RFA". El letrero anunciaba una película sobre los trasplantes de órganos ilegales en Europa, un filme de factura alemana pero la gente pensó que iban a distribuir carne alemana y todos llevaban en sus manos la libreta de abastecimientos. Sin embargo, no hay mejor identificación verbal (la llamada tradición oral) que decirle a cualquiera como prueba de la estancia en la casa: "Y ella, Fefita está en la libreta de abastecimiento"... En otras ocasiones uno va a hacer alguna gestión como salida del país a ver a los nietos y te exigen que lleves la libreta para después cuando la muestras allí en lo de los pasaportes la muchacha te diga: "Eso aquí no hace falta".

Por el reverso de esta portada se lee la oficina que la entrega, el número de la bodega en la que está inscrita, el número del núcleo de nuevo y un nuevo escaque con el día, el mes y el año de confección del documento.

Debajo aparece el nombre del Jefe de Núcleo, la calle donde vive, el número de la calle, las entrecalles, el barrio o la finca, la localidad y el municipio, datos sin los cuales la libreta ni camina ni sirve. Lo del nombre es algo especial. Yo por ejemplo me llamo Juan y aparezco como Juana, mi primer apellido es Montes y han puesto Muertos y el segundo Pérez-González (así separado por guión, como todo apellido de cierta alcurnia, vamos) y han escrito Glez. Imagínense mi situación cuando por ejemplo me toca sacar el café del mes y el bodeguero canta a todo pulmón: Juana Muertos Glez!!! Y yo sin moverme de la cola... hasta que él mismo me aclara: "¿Ud. no es el de la libreta número 235, y por qué no responde?". Y le contesto: "El asunto es que yo me llamo Juan Montes Pérez-Conzález... ni Juana ni Muertos!!!".

La libreta tiene 20 páginas numeradas y por lo menos la mía dice en la primera NUCLERO (sic.?!!), tiene un tablero dibujado que contiene los siguientes datos: Menos 2 años, 3-6 años, 7-13 años, 14-64 años, 65 años, total, fecha (D/M), Fecha y cuño ORC (supongo que es oficina de registro de consumidores), un escaque para la actualización del plan jaba, delegación de la FMC, nombre y apellidos de la que actualiza, Firma y Fecha... (Hay que aclarar que el plan jaba establece que las mujeres trabajadoras tienen prioridades en la cola).

En mi bodega por ejemplo pasan dos de la cola y uno del plan jaba. Como se sabe, el cuerpo humano no solo tiene cabeza, tronco y extremidades sino también jaba, que es esa bolsita de nylon o de tela que lleva la gente donde quiere para traer algo dentro casi siempre de índole bebestible y comestible.

En torno a eso hay un viejo chiste "libretero" de una viejita que está en una esquina con una jaba vacía en la mano y un transeúnte le dice: "Vamos señora que yo la voy a ayudar a que cruce la calle". Y ella le responde: "Es que no sé si venía de la bodega o iba para ella"... De todas formas si Ud. sale con la libreta lleve la jaba, que le darán Escambray o Camarioca: "Hay pero no te toca, te toca pero no hay", aunque hoy en día en las bodegas y puestecitos agro (los llamados agritos) hay una venta de jabitas de nylon zurdas (esas son las que se venden por la izquierda, valen 1 peso cubano o lo que es lo mismo 0,05 centavos cuc y proceden de las tiendas que venden en divisas), unas jabitas inteligentes, caminadoras y baquianas (que se orientan por sí mismas) que salen ellas solitas de las tiendas en divisas, agarran por iniciativa propia cualquier transporte y se aparecen misteriosamente en los agritos o en algunas bodegas para entregarse amorosamente a las manos de cualquier consumidor.

En la segunda página están los combustibles, pero en mi caso la hoja está vacía desde que el combustible que consumimos viene por tuberías recién instaladas (gas de la calle) o las ollas que utilizamos son eléctricas (una olla eléctrica para cocinar arroz que le regalaron a mi esposa y que vino de Berlín con enchufe para 220 y que hubo que instalar especialmente en el mismo soporte de cables que el del aire acondicionado)... Muchas veces dudamos en el conteo del mes porque no podemos probar de dónde procede el consumo: o del aire o de la olla. Pero como el aire no lo ponemos nunca el sobreconsumo debe ser de la olla, claro.

En la página 3 están las cuotas por dietas médicas... Hay un escaque que establece las fechas de comienzo y término de la dieta. En nuestro caso mi esposa tiene dieta por úlceras de leche envasada especial y dice así: 2-0101=1/1.F algo complejo al ojo inexperto pero según mi bodeguero significa que una mujer (F) consume en dos semestres (2) una cuota de leche especial (0101=1/1)... pues hay otras leches que son 2/2 probablemente por la calidad del producto. No es lo mismo una leche en polvo que evaporada y eso lo sabe hasta el pipisigallo...

Pero la dieta sin el cuño al lado no es válida y se le pone la firma cuando se constata y comprueba que el médico la recetó y fue aprobada por el policlínico municipal. Ud. va al médico, le detectan la úlcera luego que realizó los análisis convenientes, le llenan el formulario, sube al municipio y luego baja hasta la casita del médico familiar, Ud. lleva el papel de la dieta a la OFICODA, le asientan el dato y envían la información a la bodega ya anotada en la libreta. Oyeee!

Y en la página 4 están las anotaciones por meses verticales en kilogramos: Así cuando llegamos al mes de Abril, mi esposa ha recibido 4 kilogramos de leche en polvo por un valor de 5,20 pesos cubanos (algo así como 0,25 centavos cuc) cada kg. En total los 4 meses cuestan 20,80 pesos cubanos (no llega a 1 cuc). El resto del núcleo (2 personas más) también desayuna con leche en polvo pero esta se consigue no por la libreta sino por la izquierda, en la misma bodega, un kilogramo misterioso que ha aparecido de alguien que tiene la úlcera pero vende la leche y la vende porque quiere comprar con esos 25 pc= 1 cuc digamos 2 jabones de olor en la shop...

Existen páginas habilitadas para la entrega de productos, son páginas muy parecidas a los jeroglíficos encontrados en las pirámides de Egipto de los cuales voy a relatar algunas inscripciones... Las entregas claro son mensuales por lo que aparecen en 6 páginas dobles para totalizar los 12 meses del año. Digamos en Enero-Febrero: Granos F (F de frijoles) y Chicha (chícharos), A AD (azúcar adicional), A (arroz), CF y CS (cigarros fuertes y suaves), galle 1/2 L (galletas media libra)... En fin, el listado dice arroz, granos, aceite, azúcar R (refino), C (cruda), compotas (para niños), J.Baño (jabón de baño), J.Lavar (está claro), Dental (no hilo sino pasta o crema), sal (no butamol sino sal común), P.Alim (Pastas alimenticias= es para guettis), café, fósforos (Chispa, suaves sobre la lija) y la parte conveniada de los jeroglíficos. Y todavía nos quejamos de nuestros bodegueros: Son héroes del trabajo, paleontólogos, descifradores de piedras Roseta, egiptólogos, científicos de la escritura cuneiforme, alquimistas. Solo los genios son capaces de entender esas páginas de entrega mensual...

"¿Quién es el último?"... Y saca Ud. su libreta con el cordel tipo yoyo, la abre el bodeguero ("Toma chocolate y paga lo que debes...") y comienza el escriba con una rápidez inusitada a escribir: A 15, Gra 3, chic 2, Ace 1 y 1/2, AR 15, JL 3, CD 1, CF 6, CS 2, Fos 3, AAD 6 y Chochi 1. Y uno metiendo en las jabas preparadas nada menos que: 15 libras de arroz, 3 libras de granos (frijoles negros), 2 libras de chícharos, 1 libra y media de aceite, 15 libras de azúcar refino (blanco), 3 jabones de lavar, 1 tubo de pasta dental, 6 cajas de cigarros fuertes, 2 de cigarros suaves, 3 cajitas de fósforos (suave sobre la lija), 6 libras de arroz adicional y 1 paquete de chocolate chiquito. Y en total: 24 pesos cubanos= 1 cuc de Cadeca... Le ronca el clarinete de la orquesta sinfónica nacional...!!!

Hay meses en que viene la galleta otros no, el jabón de baño igual... En fin, las traducciones de jeroglíficos no siempre son mensuales porque hay meses en que Ud. lee: Lente 3 (le han anotado 3 libras de lentejas...). Es probable que llegue otro producto raro que se anota en los escaques vacíos como Frapi (frazada de piso), pero no es lo común... Es un jeroglífico exclusivo cuyo deletreado corresponde a especialistas...

En las páginas centrales están nuestros nombres escritos por alguien. Voy a poner un ejemplo de lo que sucede en nuestra libreta:

Nombre real:
Juan Montes Pérez-González
Ana María Zenaida Díaz Portales
Julio Juan Montes Díaz

Escritos:
Juana Muertos Glez
Zoraido Lías Perdueles
Julia Juana Muertos Lías

Ni se te ocurra volver a la OFICODA a cambiar nada....!!!! Déjalo así como está, porque la confusión ha sido tal que ni me llamo Juana, ni Muertos ni Glez. Ni mi esposa Zoraido, mucho menos Lías y nada de Perdueles. Y mi hijo, mi queridísimo Ingeniero, Máster en Ciencias ahora es Ingeniera lleva toda la confusión de nombres y apellidos del mundo jeroglífica, egipciadamente equivocada, pero recibe válgame Dios su cuota exacta de chícharos y arroz sin marcas ni apellidos, anotada parsimoniosamente en las páginas de este documento inapropiado para identificación!!!! La familia de Muertos, recibiendo arroz por la libreta!!! Coge tu muerto aquí, vamos!!!!

En las hojas para productos cárnicos anotan picadillo de soya, pescado, huevos... Ayer por ejemplo me tocaron los huevos, hermosas posturas, hice mi cola, quién es el último, Usted, detrás de quién va, de la señora de la blusa azúl, ahora soy yo el último y voy detrás de este señor del sombrero, compañero Muertos detrás de quién va Ud.?, yo Juana Muertos Glez voy detrás del carro de los muertos, yo inexistente, "arte soy entre las artes, en los montes montes soy", nada de Montes, yo Juana Muertos voy detrás del viejo de bigotes el del sombrero que va detrás de la señora vestida de azul... sigo al puesto de las papas, Juana Muertos en el puesto de las papas y anotan P6 (seis libras de papas), hojas finales, y el cartón del final con un Aviso Importante: Sobre las Altas, las Bajas, aclaración para los fallecimientos, los que están en hogares de ancianos y centros penitenciarios, salidas del territorio nacional por más de 3 meses y dónde hacer la notificación de pérdida de la libreta...

En el barullo de la cola te conocí... yo Juana Muertos mirándote la nuca quién es la última, una nuca de ojos verdes que me miraron y me dijeron: "¿Ya cogiste los huevos?"... Y te dije que sí, en mi carnicería: "Los Huevos de Heredia". Tú, Zoraido Lías Perdueles otra libreta equivocada pero eras tú, un perfume sin anotar, una trenza al viento en la cola de los desesperados por el servicio y por los productos y me dijiste: "Hace calor". Te dije "Mucho...". Y suavemente me hice el propósito de enamorarte ayudándote a llevar la jaba de las papas y aquella libreta con un papelito en la que Juana Muertos te decía: "Ana María, el día que eliminen la libreta te voy a invitar a comer bocaditos de jamonada a 3ra. y 70 sin anotarlos en ningún lado". Y me dijiste con la libreta del yoyo en la mano: "Bobo" no los vamos a comer nunca"!!!!

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