En esta ciudad divina hay tantas rotondas como árboles, una por supuesto muy famosa (la ceiba del Templete en la Habana Vieja) a la que se le dan tres vueltas para la buenaventura del cuerpo y la salud del alma. Una ceiba poderosa rodeada de gente que la toca y la respeta en cuyas raíces poderosas que sobresalen al aire anidan las monedas. Pero de esos árboles no voy a hablar hoy sino de otras rotondas...
La más famosa, claro, es la de Ciudad Deportiva, llamada también "el bidet de Paulina" en referencia a cierta dama pariente de un presidente de la República allá por los años 1944. Ese mismo lugar desde donde Rosita Fornés, en la década de los 50 del siglo pasado, salió del intestino de un enorme platillo volador que supuestamente había aterrizado en dicho lugar. Al final del show vino la policía, arrestó a los artistas, miles de personas salieron de su engaño y de su asombro y aquí no ha pasado nada, ni vinieron los marcianos, el platillo era de cartón y aluminio y Rosita ("La Vedette Cubana"), una "Burbujas" vestida (la original Burbujas salió una tarde-noche desnuda como vino al mundo pero cubierta con una capa de nylon transparente para buscar publicidad de un show que estaba montando en un cabaret de la ciudad) salió cantando y sonriendo como nunca ha dejado de hacer y diciendo "Muchas gracias"...
Pero es la más famosa no por estas dos ocurrencias del destino, sino porque distribuye el tránsito en viaje de ida y vuelta por 4 arterias poderosas que como venas de sangre comunican la ciudad en sus cuatro puntos cardinales. Si Ud. viene por Vía Blanca desde Guanabacoa la rotonda lo puede llevar o hacia El Vedado (por Boyeros), también hacia el mismo lugar por la calle 26 (la calle del zoológico) y hasta Boyeros por la calle del mismo nombre. Si viene Ud. desde El Vedado por Boyeros puede volver al mismo lugar doblando a la derecha por 26, si sigue recto llega al aeropuerto, pero si dobla izquierda va directo a Santos Suárez, un barrio del Municipio 10 de Octubre cuyo punto más alto es la famosa Loma de Chaple y que tiene la virtud de ser el barrio más lindo, cariñoso, afectivo y acogedor de toda la ciudad (debo aclarar que este cronista vive en dicho barrio pero nació en Calabazar de Sagua, en la antigua provincia de Las Villas, y ese sí que es el lugar más hermoso del planeta).
De tal suerte la rotonda de la Ciudad Deportiva es la más concurrida y voluminosa del país porque cuanta delegación oficial nos visita tiene que pasar obligatoriamente por allí si se dirige a la Plaza de la Revolución que es el lugar donde se encuentra el Monumento a José Martí y donde se colocan las ofrendas florales, justo a los pies de su estatua poderosa. Pero si Ud. quiere llegar a Marianao puede ir sin necesidad de darle la media vuelta a la rotonda, haciendo viaje por Wajay y por El Cano lo que igual sucede si desde el aeropuerto desea visitar El Rincón que es aquel leprosorio e Iglesia de San Lázaro Apóstol que queda en dicho lugar, unos kilómetros después de Santiago de las Vegas...
Otro acontecimiento también necesariamente rotondero es el asunto de las competencias de pelota, volibol, baloncesto, esgrima, gimnasia, ejércicios aeróbicos, tiro con arco, boxeo o maratón, entre otros, que se celebran en la propia Ciudad Deportiva o sus alrededores y que necesariamente para entrar en estas instalaciones venga Ud. por donde venga tiene que pasar por allí, porque cuando hay esos tipos de enventos cierran alguna calle y aunque Ud. no lo quiera tiene que darle vuelta a la redonda y entrar por donde le indiquen so pena de buscarse un problema con los que dirigen el tránsito...
La Rotondona no tiene nada del otro mundo, es una fuente no tan vieja como parece que en algunas ocasiones ha echado agua por algún orificio y en la mayoría de las veces no, que estaba iluminada hasta el último ciclón que se llevó los fusibles, rodeada de césped y pequeños arbustos o flores que la circundan y de un trillo irregular que han fabricado las piernas de cuantos pasan por ese predio y que comprueba una vez más que las obras arquitectónicas o ingenieriles que hace el ser humano en sus ciudades debían tomar en cuenta el criterio de trillo antes de ser diseñadas, edificadas o construidas. Si se hubiera tenido en cuenta tal criterio el trillito actual sería no solo un laberinto agradable sino peculiar, amistoso, diversiforme y nutricional como las recetas de Nitza Villapol.
Pero la vuelta a la rotonda que más estima la gente que la pasa en transporte automotriz de cualquier tipo es la que uno mismo da no solo para entrar sino también para salir de ella. Es una vuelta de timón continuada que le produce una satisfacción especial porque uno quisiera seguir la rima de la propia estructura rotondal y seguir dando vueltas como tíovivo hasta quedar mareado en un viaje montado encima de un potro de madera como los que hay en Jalisco Park, el Parque Lenin o el Coney Island de la playa de Marianao.
Es una sensación de pertenencia entrarle a la Rotonda viniendo de El Vedado y seguir dando vueltas hasta decidir salir cuando menos uno lo piense o a comer cucuruchos de maní al zoológico de 26 o seguir hasta Mazorra para ver las flores crecer o dar un timonazo y agarrar Vía Blanca para esconderse debajo de los elevados del tren en la Habana Vieja o entrar a El Cerro a subir y bajar lomeríos, pasar por la Esquina de Tejas y volver a empezar o seguir dando vueltas hasta perder el sentido de la gasolina en el tanque y salir eufórico de haber roto algún récord especial ese que no va a los libros sino que se queda entre la arteria carótida y el septum lucidum, lugares de nuestro cuerpo que nos hacen definirnos como esos locos paranóicos que en nuestros momentos de lucidez pensamos en dar vueltas como muchachos...
Hay otras pero como esta, ninguna... En la 5ta. Avenida hay dos y nadie sabe lo que tienen dentro, si monumentos o equipos eléctricos. Está la de Guanabacoa pero la gente no la quiere transitar, no tiene trillo interior porque dicen que el que lo hace se muere por un pase de brujería y le llevan los huesos a enterrar debajo de esos pinos. En Guanabo hay también una rotondita pero a nadie se le ocurre darle la vuelta siquiera porque lo tildarían de loco, célibe o escapado de la cárcel. La de la Vírgen del Camino ... allí el que pasa no se fija en la rotonda sino en la estatua, reluciente, llena de flores y de monedas en el piso, una rotonda de viajeros, transeúntes, misericordiosos y gente buena que deja la promesa para quedar bien con la santa. Una media rotonda en Malecón y Paseo (La Fuente de la juventud, divino tesoro) pero no se le puede dar la vuelta porque el tránsito lo impide. En fin, cientos de miles de rotondas si de árboles se trata y otras que no llegan a diez, válidas para un fugaz segundo que nos pase por la mente como imán de recuerdo.
De todas formas, entre Ud. o salga de ese lugar sagrado donde acude tanta gente, hace fuerza el más cobarde y hasta canta el más valiente, vaya Ud. a donde vaya, sea del campo o la ciudad, esté echando agua o no, apagada o alumbradísima, la Rotonda de la Ciudad Deportiva tiene un atractivo que te va llevando. El único defecto que se le nota es lo lejos que está para los que viven fuera y lo demasiado cerca para los que vivimos aquí. En el primer caso esa fuente luminosa se va achicando de tal manera que en cualquier momento desaparece y en un segundo, si Ud. la mira mucho cuando le da la vuelta y no atiende al timón, puede correr el peligro de chocar a alguien con el carro o que le choquen el suyo. Y sin embargo no se puede hablar de Ciudad de La Habana sin referirse a esas circunferencias únicas cuya longitud se obtiene multiplicando su diámetro por 3,1416. Así de simple es la cosa.
lunes, 2 de junio de 2008
Rotondas
Publicado por Aguaya en 4:04:00 p. m.
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6 comentarios:
Ha sido un gusto encontrar tu blog, por enlace de otro cubano.
Un placer leerte y seguiré visitandote.
Un abrazo
Gracias, Pedro Pablo!!
Enseguida le paso a mi papá su comentario (él es el chofer del almendrón...)
Hola aguaya , como estas ?
definitivamente esas rotondas la mayoría todos los días practicamente las transito jejejeejeje
así que te puedes imaginar .
saludos desde par de cristales
Qué tal, ojos!
Así que tú le pasas por al lado casi a diario! La de la Ciudad Deportiva tuvo una época en que lucía muy bonita de noche, toda iluminada...
Saludos desde Berlín!
Cieertamente, esa rotonda es por donde más se transita en La Habana y es una pena que no tenga las luces ni el agua que "antiguamente" tuvo.
Un saludo para el chofer del almendrón.
Así que chofer de almendrón! A lo mejor lo cogí alguna vez en mis diarios viajes de mis últimos tres años en La Habana para ir de Lawton a Miramar, donde ganaba "fulas" y no veas las vueltas que tenía que dar y la cantidad de choferes que conocí en esos andares. La rotonda, que belleza, aún sin agua y llena de moho. Más besos, sigo otro día
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