martes, 15 de abril de 2008

Lost and found

Allí estaban los tipos detrás de los perritos buscando los paquetes perdidos, los recuerdos extraviados en la larga fila de las maletas que viajaban contorneándose encima de la estera sin motores.

Ujieres, transeúntes, amigos y familiares, turistas y funcionarios, aduaneros y mozos de restaurantes, oficiales de inmigración y empleados de tiendas, inspectores, veterinarios, curiosos y viajeros, entrantes y salientes estaban allí haciendo remolinos con las pupilas, viendo pasar alguna maleta parecida, aquella misma con el lazo rojo al cuello de la agarradera para decir: "Esa es la mía, ese lazo es mío que se lo puse yo en Madrid anoche mismo..." y agarrar la maleta en cuestión como trofeo de guerra para arrastrarla hasta el pesaje, abrir su panza y pasar debajo de la vista y los cuños de salida para dormir en el baúl del ómnibus y llegar a casa sonriente de victoria...

Una felicidad momentánea pero consistente, algo que se olvida fácil, un movimiento de brazos encima de la maleta, un ruido trasttrast de arrastrar aquello y la gente mirando diciéndose mentalmente "que suerte la del tipo, encontró lo que buscaba", pasar airoso mirando el hueco de salida del aeropuerto, la puerta de cristal que se abre porque sabe que uno va a salir y lo hace con una sonrisa amplia y Ud. sale al aire caliente de la calle a buscar al tipo que tiene el cartelito "Heavy, Dilbert, Inc.", seguir el cartel y la fila de gente porque se siente uno en la casa rodante aún sin haber llegado a su destino... "Está Ud. en Dilbert sin problemas" le dice la muchacha y Ud. dice que sí, que desea sentarse en la taza del baño para hacer pis sentado, un pis diplomático y educado, el pis de la tranquilidad de haber llegado al bus y tener a Dilbert cuidándolo mientras entran los que faltan...

Parece que la secuencia es positiva, energética, reconfortante... Ud. ha salido sin problemas, no se le ha quedado nada en casa, su pareja lo ha ayudado a hacer la maleta, tiene el maletín en la mano y todos los documentos, su pasaporte en regla, sus papeles de avión, la tarjeta para la aduana, el muchacho le puso el cartoncito y le pesó el equipaje sin tropiezos, lo llevaron al tubo para que la estera lo suba al avión y la muchacha de amplia sonrisa dental lo sienta en su número y le dice como si lo conociera: "Dilbert lo invita a un refrigerio...", con lo sencillo que fuera que le dijeran: "Amor, ¿te sirvo un trago de café o ron a la roca con bastante hielito...?". Ella chasquea los dedos y viene el café humeante, la mejor pastilla para dormir en un avión...

Todo bien como si Ud. hubiera pagado totalmente la casa, como si hubiera obtenido un crédito del banco para comprar un coche, como si en la boda nada hubiera interrumpido la ceremonia y el sermón de la abogada, como si el transporte no estuviera en huelga, como si todo el mundo lo felicitara por un buen trabajo, como si hubiera funcionado aquello de invitarla a comer y ella hubiera dicho un Sí dejando caer sus pestañas delante de sus redondos ojos verdes, como si hubiera ganado su equipo de fútbol, Ud. el hombre afortunado, el que llega ahora a su casa y la mujer le dice: "¿Algo se te quedó en el aeropuerto, mi vida?" y Ud. le dice: "Nada, solo el olor del desinfectante para lustrar los pisos".

Pero la cosa se complica cuando a Ud. se le extravía la maleta, ese maletón carmelita que tenía en la agarradera un lazo rojo, un lazo de changó amarrado como si fuera arique de palma, brutalmente apretado para que no se soltara y ahora le dicen que se lo mandaron con maleta y todo para Italia, con toda la documentación dentro, con sus calcetines, su pijama de dormir, sus chancletas de baño, sus regalos familiares, su gorro de esquiador, sus corbatas, sus sayas escocesas, aquella maraca, los sombreros Dios Santo, los sombreros, el libro para el profesor, la cosa se complica cuando le dicen que Ud. debe volver dos días hábiles después para dar tiempo a que el avión recule desde Italia a Berlín, de Berlín a Madrid, de Madrid a La Habana, como si no estuviéramos en el Siglo XIX en que pudieran mandarle la maleta por Internet hasta allí mismo, al Arrivals, a ese letrero donde Ud. está mirando los vuelos delayed, landed, vuelos dichosos que llegan con todas sus maletas dentro menos el suyo, un vuelo que siguió pacasadelcarajo, se metió en el aeropuerto de lezumbaelmango allá en Italia, en Córcega, en Palermo y los sicilianos hicieron fortuna con su maleta, con aquel lazo rojo que llevaba para ellos un mensaje que la maleta iba cargada de alguna mierda que los sicilianos estaban esperando... ¿Por qué a mí, señor inspector de aduanas, por qué?... Yo tengo dentro de esa maleta un avispero de cosas, un rollo del carajo y las demás llegaron por qué la mía se fue a bolina nada menos que a Italia... y el tipo me mira con calma, con la calma de los inspectores de aduana y me dice: "Tal vez haya ido a confesarse en el Vaticano digo yo"... Váyase Ud. a la mismísima mierda inspector, qué coño Vaticano si mi maleta no cree ni en su madre... Pero no, porque si le digo eso me mata, no me resuelve nada y le digo: "Coño asere, no me jodas tú que el Papa no tiene ná"...

Y el perro oliendo, como si yo tuviera drogas encima, yo que no tengo ni calzoncillos puestos qué carajos, el perro me mira, yo discutiendo con el inspector, levanta la pata trasera y me mea, el perro me mea, coño inspector su perro me meó, "Ese perro no es mío, Mister Found y si lo meó es su maletín" y yo diciendo para mí: ojalá te cague la columna vertebral de arriba abajo cabrón de mierda... mi maleta en Sicilia y tú con un perro meón buscando drogas en mi bolsillo... "Tiene que venir a la oficina a ver qué podemos hacer...mañana a primera hora Mr...Lost". Primero Found y ahora Lost yo que me llamo Rogelio y me dicen Cheo y quién me paga la estancia, con qué me afeito, qué le digo a mi gente. "Ud. mañana aquí, yo me llevo el perro a mear primero y Ud. a primera hora, porque viene un vuelo de Sici y lo vamos a localizar..." y yo me voy frustrado con mi maleta siciliana, mi pantalón meado, como si mi nieto me hubiera hecho pipi encima, huelo a pipiperro como el picadillo de pavo, pipidepavo y el tipo me dice que venga mañana...!!!. "Oiga, Mr. Lost... espere..."

No vengo ni carajos, me quedo en casa que recontracoño, que se queden con la maleta, que se la coman con papas con lazo y todo..."Amor, ¿qué le pasó a tu equipaje?, ¡¡¡solo trajiste el maletín de manos!!!". Deja que yo te cuente cariño del alma, me traspapelaron la maleta paSicilia, paAbisinia, palgún lugar de Italia y vengo con un maletincito y el pantalón meao, no si yo te digo... Mira, el asunto es que nosotros no somos ingleses que solo viajan con un portafolios, ni estadounidenses que viajan con un jabuquito a la espalda, ni suecos que ni desodorante traen, nosotros siempre viajamos con un retongonal de cosas encima, carriolas para muchachos, palitos de tendedera, shorts para la playa, sombreros y gorras, una olla arrocera, una bicicleta de montaña, jabones para bañarse, detergente en polvo, perfumes baratos, espejuelos negros, collares y anillos, sopas en sobres, chocolates y bombones en cantidades industriales, fotos, varios dvd para vender, pitusas, camisas, pulovitos, zapatos usados, ropa vieja regalada, disquettes, mangueras de lavadoras, libros, matriuskas, un ventilador de techo, un mouse, lápices y bolígrafos, un oso enorme, flores, una agenda, pozuelos de helados vacíos, bombillos incandescentes, pintura para carros, unas brochas para pintar, una brújula, un par de binoculares, medias y calzoncillos, aretes y cuanta mierda nos regalan por ahí, nosotros los gitanos que llegamos al aeropuerto con tres pantalones puestos, tres pulovitos y un calor del carajo, seis pares de medias puestas.

"Oiga señor para qué Ud. trae tres pantalones unos encima de los otros dígame Ud. por favor, mire no tiene que pagar impuestos solo se lo pregunto por curiosidad" me dice el inspector de aduanas, el del perro meón y yo le contesto: "Me dijeron que estaban cobrando por los pantalones que venían en las maletas pero si uno los traía puestos no se lo cobraban". Quién carajos me dijo esto, si los ingleses ni traen pantalones puestos, vienen con una sayita de colores como un tablero de ajedrez. Me quito los pantalones, me los enredo en el cuello, salgo con los tres pantalones al aire caliente de la tarde y el policía me grita: "¡El de los pantalones...!". Pienso que me va a llevar, que me va a meter en la perseguidora, le muestro el pasaporte. "Mire, se le cayó un pantalón amarillo pollito en el suelo". Que se quede con el pantalón, se lo regalo compay, yo soy de Holguín también... se ríe, lo envuelve y se lo mete debajo de la camisa, se queda allí anonadado con un pantalón amarillo reluciente como sol mañanero...

Parece que el cubano de hoy tiene un deseo irresistible de llevar cosas encima cuando viaja, complejo de almacenero, de custodio de almacenes, cuando viaja se lleva el garaje completo encima, nuestras maletas rebosan de salud, son maletas enormes, gruesas, abultadas, carga pesada, cuánta mierda dentro, nosotros los trashumantes, los perdidos y encontrados, los viajeros del Siglo XIX, llegamos y las maletas en otro país, porque no es que se equivoquen en mandarlas a Italia, a Suecia, a Australia, a Rusia de vuelta, es que las maletas mismas necesitan viajar, ellas se proponen irse de viaje, mirar otros pueblos, coger un airecito y no hacen resistencia por quedarse acompañando al pasajero, cuando le dan un chance agarran una estera diferente y se van, llegan hasta el Polo Norte, mira una maleta rara allí en el Polo con un ventilador dentro, para qué carajos el ventilador aquí en el polo con un frío de madre...

Pero el colesterol alto y el estrés negativo se complican cuando tocan a la puerta y una señorita de uniforme con gorra de taxista sonriente me dice: "Buenos días, estamos localizando a Rogelio Perdido y Encontrado para el asunto del pantalón...". Yo le regalé el pantalón al policía, le dije que se quedara con él, le digo. "Ud. es Rogelio, mire, no es el pantalón amarillo pollito sino el verde cotorra, el que estaba en el maletón". ¿Qué maletón?, le digo. "El suyo"... me dice, "el que se le quedó en la estera", repite, "tenemos un problema y es que el perro se confundió y...". La levanto en el aire, le quito la gorra, la beso, un grito, qué perro más lindo mi madre, se meó encima de la maleta, mi maletón, dónde estaba, en Sicilia, se la llevaron para Sicilia. "Mire Rogelio el inspector...". Ese tipo es mi socio, la maleta. Apareció la maleta, un perro me cagó la maleta. Yo... me vino el alma al cuerpo. Yo tengo una esperanza siempre de que aparezcan las cosas... Yo... Yo siempre he sido el viajero comemierda pero te quiero. Coño, mi vida, el maletón apareció como canción de rock... Yo doy fe, Rogelio Lost y Found... propietario de estrés negativo de tanta felicidad por haber encontrado un maletón perdido el mismo día del play off. Y The End...

3 comentarios:

VIDAROSA dijo...

¡ Ay, Aguaya! Vaya imaginación la tuya. Cada vez que te leo, siento la misma sensación de frescura en tus letras. ¡ No sabes como me ha hecho reir este post! Gracias.
¡ Ah! Luego te enviaré un email, a propósito de la idea del encuentro de blogeros cubanos. He recibido una cantidad enorme de emails y el reguero es enorme.
Saludos.
Luis.

VIDAROSA dijo...

¡ Oooooostia! ¡ Así que este blog es de tu viejo! Pues le puedes decir de mi parte, lo que escribí antes. ¡ Buenísimos sus relatos! Lástima no tenga acceso a Internet en Cuba. ¡ Qué talento se está perdiendo, joder!
Iré a dar una vuelta por tu blog y claro está, lo incluiré en mis enlaces. ¡ Viva el viejo de Aguaya! ¡ Viiiiiiiivvvvvvaaaaaaa!
Saludos.
Luis.

Aguaya dijo...

GRACIAS!! Ya le paso a mi viejo tus comentarios.
Ojalá tuviera allá Internet.........
Saludos desde Berlín!