miércoles, 9 de enero de 2008

Aquí también está Picasso

(Esto lo escribió mi papá el 25 de Mayo del 2007. Es ya un poco tarde para ir a ver la muestra pero yo no quería dejar de publicar lo que escribió aquella vez.)

Ayer fuimos a ver Arte Español Contemporáneo (una exposición titulada Referentes) que está por estos días en los museos y colecciones de Castilla-La Mancha.

Muchos piensan que en esta Ciudad Real solo se habla del Quijote, que la gente se aferra a la convicción de que por estos lugares Miguel de Cervantes y Saavedra escribió aquella digna obra, que no existe otro movimiento cultural que no esté asociado a estos personajes y que los términos imprenta, papel, tinta, publicaciones, lecturas no hacen referencia a otra cosa que a ésta... Nada más erróneo...

La muestra que desde el 24 de Marzo hasta el 2 de Septiembre de 2007 se presenta en el Antiguo Convento de la Merced, puede considerarse el mejor argumento para demostrar la amplitud de miras de tal movimiento cultural. Como dice su invitación: “Esta exposición propone un viaje por el arte español de los últimos cien años que tenga en cuenta no solo la cronología (una sucesión de propuestas estéticas y de obras), sino la singularidad de cada una de las piezas presentes, más de doscientas cincuenta, realizadas por más de un centenar de artistas y aportadas por una veintena de coleccionistas, públicos y privados, organizadas en cinco espacios diferenciados aunque relacionados entre sí”.

En el viaje interior se puede uno detener en las obras de Fisac, Tápies, Saura, Chillida, Palazuelo, Rueda, Alfonso, Canogar, Gerrero, Ortega, Muñoz, Torner, Valdés, Genovés, Sánchez, Miró, Dalí, Picasso, Alberti, Meseguer, como muchos otros centrándose el recorrido en este mes de Junio en el escultor Alberto Sánchez... una obra que vale la pena ver.

Pero no solo de arte están cubiertas las paredes... el edificio mismo ha sido restaurado con tanta exquisitez que la visita por sus habitaciones es ya un acontecimiento. Es un edificio rescatado y restaurado de tal manera y con tal tacto que se convierte en un conjunto monumental en el que se puede apreciar la mano de los especialistas y de los obreros que pudieron lograr tal objetivo. Posee también una riqueza humana dentro por los cuidadores, indicadores, agentes del orden, personas cultas que no interrumpen al visitante y le muestran aspectos que un neófito como el que esto escribe sería incapaz de ver por si mismo. Es un laberinto de joyas expuestas que nos atrapa desde la primera escultura, hasta la última muestra en cartón sobre tela.

Uno allí no pasea sino levita... vuela por la imaginación de los artistas y se imagina cómo pudieron inspirarse de tal manera. Nosotros fuimos a París para apreciar en el Pompidou una colección enriquecida e internacional, pero ésta española no tiene nada que envidiarle. La única tristeza que se nos pega encima es el tiempo (“ese ladrón eterno que la ley siempre deja impune” como dicen que dijo Napoleón), porque habría que ir varias veces para poder disfrutar de los trazos, de los creadores, de una historia concentrada dentro del ámbito de un marco o de un metal fundido y que en una sesión no se puede captar bien.

Me fui de allí por supuesto, más alimentado por dentro de lo que entré, de una dieta especial que ni tiene espárragos, ni alcachofas, ni cualquier otro tipo de vegetales, sino una crema divina que no se consigue en las ventas de los mercados. Y lo más curioso del caso... tenía la impresión de que me acompañaba una sombra que me perseguía por donde quiera que iba: la de una señorita menina agarrándome del dedo índice que me iba indicando por donde caminar. Y detrás, Picasso con su cabellera acabada de lavar y su esposa embarazada como disfrutando más que yo de aquellas oportunidades.

No nos podemos quejar demasiado... al menos estas habitaciones están llenas de arte, polémico claro, pero libre y creativo que nos deleita al propio tiempo que nos conmina a observar sencillamente esto: cuando la nena pinta con un lápiz garabatos muchas veces está reproduciendo los trazos de cualquiera de estos artistas. Y a veces más atractivos. No le echemos en el cesto de la basura sus obras porque puede ser que dentro de 20 años estemos invitando a alguien a que vayan a verlas...

1 comentario:

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

había escuchado de esa exposición, tremenda oportunidad. En Amsterdam me quede tremendo rato viendo a las obras de Vincent en el van gogh museum. Cuando salí toda la clase me miraba con una cara de tranca de madre... pero yo estaba feliz, de puentes grandes a netherland va un trecho grande y había que aprovechar la ocasión.
saludos de
tony.